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Esboza, dibuja y edita imágenes usando una tableta con gran capacidad de respuesta y un lápiz preciso, y observa cómo tus creaciones aparecen en pantalla.
Crear tu propio logotipo requiere mucha investigación. En primer lugar, dedica un tiempo en línea a ver logotipos clásicos y descubrir lo que tienen en común. A continuación, elabora un panel de tendencias, utilizando impresiones de logotipos que te gusten para crear un recordatorio visual de lo que esperas conseguir. Antes de encender la computadora y abrir el software de ilustración, dedica un tiempo a esbozar ideas en lápiz y papel, asegurándote de conservar incluso los garabatos más básicos: nunca se sabe cuándo pueden resultar útiles. Si haces un logotipo para una marca, asegúrate de que se ajuste a su identidad más amplia: desde las fuentes utilizadas en los sitios web hasta su posicionamiento en el mercado.
Cuando se trata del diseño en sí de tu logotipo, conviene abogar por la sencillez. Ten presente que los logotipos más famosos son engañosamente básicos, lo que hace que la gente los recuerde más fácilmente. Para que destaque, vale la pena aprender a hacer tipos de letra personalizados, utilizando colores que llamen la atención. Si te parece demasiado difícil, puedes utilizar programas en línea y crear un logotipo sencillo para tu marca personal o empresa.
Diseñar un membrete requiere un enfoque sencillo. Debe inspirarse en la identidad de una marca, utilizando los mismos temas y colores que se encuentran en los sitios web y las tarjetas de visita.
Es importante utilizar herramientas de software de diseño basadas en vectores para hacer un membrete, ya que te permiten ampliar y reducir la escala de los diseños sin perder calidad. También entran en juego las técnicas fundamentales de diseño gráfico de jerarquía y alineación: decide si un membrete debe mostrar principalmente un logotipo o el nombre de la empresa y colócalo en consecuencia.
Es vital recordar que una carta está destinada a comunicar un mensaje específico y que el propio membrete es un componente secundario, aunque importante. Teniendo esto en cuenta, procura no abusar del color ni abarrotar la parte superior de la página. Los datos de contacto pueden colocarse siempre en la parte inferior de la página para aprovechar al máximo todo el espacio del formato A4.
Las tarjetas de visita siguen siendo un elemento moderno esencial, incluso en la era digital. Y aunque puede resultar tentador recurrir a un servicio en línea para que te haga una, diseñar la tuya propia te dará más prominencia a ti y a tu marca.
Hay algunas reglas básicas que se deben tener en cuenta. Asegúrate de que cualquier texto esté a 5 mm del borde de la tarjeta; ten un tamaño mínimo para los tipos de letra, de modo que los detalles puedan leerse fácilmente; y utiliza colores básicos para que predomine la sencillez. Un diseño de cuadrícula es un buen punto de partida, ya que es fácil mantener la jerarquía. Lo ideal es que el tamaño sea el mismo que el de una tarjeta de crédito, para que pueda introducirse fácilmente en una cartera.
Una vez hecha la tarjeta, asegúrate de consultar con el servicio de impresión que pienses utilizar si existe alguna técnica especial que pueda ayudar a darle un aspecto diferente. Los troquelados, los acabados en lámina o las esquinas redondeadas aportan a las tarjetas de visita un toque distintivo.
El diseño web es toda una carrera en sí misma. Pero no desistas por ello de aprender lo básico e intentar crear tu propio sitio, ya sea para un cliente o para tu propia marca.
Por muy rápidamente que evolucione el diseño web, se rige siempre por ciertas reglas sencillas. Asegúrate de definir bien el propósito de tu sitio web antes de empezar a diseñarlo. Eso implica tener una página de aterrizaje clara y sencilla, con llamadas a la acción obvias, especialmente importante si el sitio vende algo. También vale la pena documentarte sobre las tendencias actuales de diseño web: entender la moda de los estilos "brutalista" y minimalista te ayudará a inspirarte y a decidir si quieres que tu sitio se parezca a los demás o que destaque entre la multitud.
Hay un sinfín de herramientas en línea que te ayudarán a crear tu sitio web, a menudo con plantillas preparadas para reflejar el tipo de sitio que tienes en mente. Son una ayuda inestimable sobre la que se cimienta todo buen sitio web. Pero incluso con herramientas tan potentes vale la pena entender la teoría del color, así como los fundamentos del diseño, como el "formato F". Según este último, la información más importante de un sitio debe seguir la forma de la letra F, basándose en cómo los ojos de los usuarios visualizan la página en una pantalla.
Los iconos se hacen en conjuntos, por lo que deben combinarse adecuadamente y pertenecer a un grupo definido. Para ello conviene empezar con formas sencillas: un icono debe dibujarse con círculos, triángulos o cuadrados antes de refinarlo.
Abordar los diseños dentro de una cuadrícula establecida y un borde específico hará que cada icono empiece a mostrar un aspecto uniforme. Luego todo consiste en dar vida a tus bocetos en papel mediante un software de diseño. La coherencia es la clave. Añade, pues, una pequeña característica, como una esquina recortada o una curva, a cada icono para hacer más evidente su interrelación. Merece la pena evitar las curvas dibujadas a mano y, en su lugar, recurrir al software para añadirlas a los diseños, a fin de garantizar su continua perfección.
Como los iconos suelen ser pequeños, especialmente en las pantallas de los smartphones, mantener los píxeles alineados resulta esencial. Los ángulos de un icono no alineado correctamente podrían parecer deformados y mal hechos.
Como en cualquier buen diseño, la sencillez prima ante todo, y más aún con los iconos. Los adornos y los diseños ilustrados en exceso serán difíciles de distinguir y harán que los iconos parezcan demasiado recargados.
Una identidad visual debe hacerse patente en toda la marca, desde su sitio web, tarjetas de visita, logotipos y esquemas de color hasta las fuentes. Antes de ponerse a diseñar todos estos elementos conviene informarse sobre las personas que interactúan con una marca y comprender exactamente lo que esta pretende conseguir. Las respuestas a estas preguntas te proporcionarán una base sólida para crear una identidad visual. Te revelarán si el look debe ser serio o desenfadado, moderno o tradicional.
Es fundamental mantener una identidad visual coherente. Para ello debes utilizar los mismos colores en todos los aspectos y comprender que diferentes colores pueden evocar diferentes emociones. Si una marca diseña aplicaciones para mejorar la salud mental, entonces un azul tranquilizante será mejor que un rojo chillón, por ejemplo. Las fuentes deben ser las mismas en todo momento, sin utilizar más de dos. Deben complementarse entre sí y usarse de forma coherente para las mismas llamadas a la acción en un sitio web, un membrete o una tarjeta de visita.
Asegúrate de que las imágenes empleadas en línea o en materiales promocionales reflejen la misión de la marca y las personas que la utilizan. Una identidad visual bien elaborada puede verse fácilmente socavada por imágenes que no encajan con la marca en su conjunto.
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